LA REVOLUCION QUE NO FUE

07.02.2018

En 2015 los argentinos elegimos cambiar. De un lado nos ofrecían seguir con un modelo, una forma de gobierno e intérpretes que veníamos observando, evaluando y hasta (si se quiere) soportando desde hacía ya 12 años. Y por el otro "bando" se planteaba un cambio drástico, de nombres y de la manera en que se debía llevar adelante el país. La revolución de la alegría!

El resultado fue contundente: la gente, los ciudadanos, el pueblo no queríamos más de aquello y Mauricio Macri fue consagrado como el nuevo Presidente de la Nación, con la promesa (entre otras cosas) de eliminar el Impuesto a las Ganancias, derrotar a la inflación, combatir el narcotráfico, eliminar la corrupción e impulsar un crecimiento que genere ese cambio de ánimo.

No fue (no es) para nada fácil. Los cambios debían ser radicales, rotundos y dolorosos para la mayoría y el nuevo gobierno decidió llevarlos a cabo de golpe, de un plumazo, que el golpe sea fuerte, duro, casi de nocaut, para que a partir de allí la cosa empiece a mejorar: en el segundo semestre vamos a empezar a notar el crecimiento, era la promesa.

Pero los números fueron (son) crueles. No soy economista ni contador por lo que no voy a analizar el modelo económico del gobierno, pero voy al supermercado todas las semanas, le pongo nafta al auto, pago mis cuentas de luz, gas, teléfono, alquiler y cobertura médica, le compro los útiles para la escuela a mis hijos y pago los peajes cada vez que salgo a la ruta, entre otras muchas cosas más.

Y pasados ya poco más de dos años la "revolución de la alegría" no fue tal, no es tal. Mi sensación es que a pesar que la imagen positiva del presidente Macri bajó mucho en los últimos meses todavía queda esperanza en que la cosa pueda mejorar y que este gobierno le encuentre la vuelta a la crisis. Ojalá. Espero que no sea cuestión de sólo mostrar lo malo que teníamos antes para seguir eligiendo lo "un poco menos malo" que tenemos ahora.

Que salgamos adelante, que vivamos mejor, que seamos más solidarios, que esa mueca de disgusto que se ve hoy se transforme en la "carita feliz" que aquella noche de 2015 pareció instalarse en los rostros de los argentinos y actualmente se ve en muy pocos.

Que tengamos un buen año 2018... Y que Messi levante la Copa en Rusia!

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